Javier Vásquez

LA MÚSICO TERAPIA Y LA MÚSICA EN LA MEDICINA

La músicoterapia es la aplicación científica del arte de la música con finalidad terapéutica y preventiva, para ayudar a acrecentar y restablecer la salud mental y fí­sica del ser humano, mediante la acción del profesional musicoterapeuta.

Es una profesión del ámbito sanitario, considerada como humaní­stica y creativa porque actúa sobre las emociones, la creatividad, los valores humanos. Pertenece al grupo de les terapias creativas junto con la danza terapia, el arte terapia, la poesí­a terapia y el psicodrama. Es importante entender que no es una terapia alternativa ni una terapia adjunta sino que tiene entidad propia y actualmente está considerada como una de las 100 carreras con más futuro en este siglo.

La idea de base es reconocer que gran parte de las enfermedades tienen su origen en el cerebro, quien luego transmite a una parte del cuerpo un estímulo determinado que reproduce una enfermedad. Con la musicoterapia se intenta hacer llegar al cerebro unos estímulos que le lleven a una relajación o anulación de los que reproducen la enfermedad a través de diversas melodías con las que se pueden conseguir efectos sorprendentes.

El esquema básico de trabajo en esta disciplina contempla tres aspectos: la interacción positiva del paciente con otros seres, la autoestima y el empleo del ritmo como elemento generador de energía y orden.

La música tiene otras ventajas sobre la salud en la que nos involucramos todos los días en forma inconsciente:

-Nos ayuda a dormir mejor. Estudios científicos confirman que la música clásica puede ayudar a superar y evitar el insomnio, esto supone una solución más saludable que tomar algún medicamento o pastillas.

– Combate el estrés estimulando reductores de estrés bioquímicos que nos ayudan a sentirnos más relajados.

– Ayuda a ponerse en contacto con uno mismo, ya que nos facilita hacernos sentir de mejor humor.

-Nos ayuda a disminuir la intensidad del dolor, activando vías sensoriales que se encargan de combatir las vías del dolor,  facilitando también que podamos desviar la atención lejos del propio dolor.

– Alivia la ansiedad. Escuchar música nos permite sentir una sensación de plenitud, relajando nuestros músculos y tensión acumulada.

– Actúa como un motivador. Una investigación universitaria demostró que un grupo de deportistas fueron capaces de trabajar en forma más exigente mientras escuchaban música de ritmo rápido, comparando los resultados con otro grupo que no estaba escuchando nada durante todo el experimento.

– Combate la tristeza. La música clásica y la meditación pueden mejorar el estado de ánimo cuando nos encontramos deprimidos.

– Mejora la función de los vasos sanguíneos. Las emociones que tienen las personas mientras escuchan música, contribuyen a aumentar el flujo de sangre en los vasos sanguíneos.

– Evita los accidentes cerebrovasculares. Un estudio demostró que si los pacientes con ataques del corazón escuchaban música durante 2 horas al día, se recuperaban más rápido evitando la repetición de los mismos en el futuro.

– Adelgaza. Comer con un poco de música de fondo ayuda a las personas a comer más lento y disfrutar de “lo que comen”.

– Mejora las funciones cognitivas. Disfrutar música de fondo mientras trabajamos en tareas que requieren de atención mental, nos permite aumentar nuestro rendimiento.

– Nos facilita un estado similar a la meditación. La música de ritmo lento produce efecto sobre la velocidad de las ondas cerebrales, haciéndolas similares a cuando nos encontramos en estado de meditación o hipnótico.

Con tantas ventajas, en forma empírica o no, ¿le daremos más importancia a la música?. No solo como fuente innegable de placer, también como terapia.