En el cine y teatro Alhambra el Centro de Cultura  tuvo su sede más frecuentado, su lugar de costumbre. Allí, con asistencia de una buena cantidad de gente, al decir del mismo doctor Delgado,  se hicieron presentaciones literarias y musicales. Ello era como un plan de apoyo o un marco de fondo, porque la parte fundamental de ese colectivo eran las conferencias. Conferencias sobre diferentes temas de interés  de la comunidad de ese tiempo. De hace un siglo.

No es cierto entonces que en el pasado iquiteño no había preocupación por la cultura.  Sí había y en 1914 y el Centro de Cultura lo prueba. Se puede cuestionar a los antepasados por no haber comenzado por el principio, por la siembra de la infraestructura, por esto y lo otro, pero no se puede dejar de constatar que existía un impulso. Errados o no, hacían  sus cosas. Y no de vez en cuando, cuando llovía o cuando moría un sacristán, como ocurre ahora.

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