Hace unos días la prefecta de Loreto, Carmen Núñez convocó a una conferencia de prensa para aclarar algunos cuestionamientos hacia su persona. La convocatoria a los medios de comunicación era a las 10 de la mañana, sin embargo la misma se inició 45 minutos después de la hora fijada. Lo que confirma que nos hemos convertido en una sociedad de impuntuales.

El ejemplo inicial es solo una muestra de que quienes deberían dar ejemplo de puntualidad terminan siendo quienes impulsan a que vivamos en una sociedad en que la tardanza, demora o como quiera llamársele es algo normal.

Creo que son poquísimas las autoridades o funcionarios que son responsables en sus tiempos y saben que llegar puntual a una reunión puede ser importante. Aunque claro, el riesgo que se corre el ser puntuales es que la tardanza de otros termine por generarnos problemas biliares.

Con excepción de los militares y policías, no todos por cierto, la gran mayoría de los pobladores hemos sido impuntuales, lo que significa que somos irresponsables.

Y la impuntualidad tiende a generar desorden en la vida diaria. Genera que en el apuro de no llegar tarde al trabajo, se salga contra el tiempo y se acelere el vehículo que se conduce, exponiéndose a un accidente de tránsito.

La impuntualidad ha generado que varias personas hayan llegado luego de la hora pactada a una cita laboral y perdieran la oportunidad de conseguir un empleo.

Pero qué se podría hacer para que empecemos a ser puntuales o respetar la hora. Una idea compartida con un colega es por ejemplo dejar plantado o solos a aquellas autoridades, funcionarios o quienes fueran, si llegan cinco minutos, o ya pues, máximo 10 luego de la hora establecida.

No creen que de algo serviría retirarse de un ambiente en el que se anuncia la presencia, por ejemplo, de alguna autoridad a las 9 de la noche y ya son 9:10 y no llega a la cita quien lo convocó.

Sin duda que sería un rochezaso, como dicen los colegiales, ver a una autoridad o funcionario llegando tarde a una actividad programada y nadie lo espere, ni los invitados, ni los periodistas.

Y siempre genera risa en alguien que llega tarde, la excusa: me quedé dormido, no encontraba mototaxi, no tenía sencillo. La excusa a la irresponsabilidad de llegar tarde siempre estará presente. Aunque lo real es que nos muestra lo irresponsable que somos en no saber manejar nuestros horarios y creamos una cultura a la impuntualidad.

Quizá de esa forma habría un poco más de respeto, porque se debe entender que cada persona maneja su horario y muchas veces trata de ser puntual a una cita porque luego tiene programada otras actividades.

Así pues la impuntualidad jode en todo sentido. Aunque claro, buscar que empecemos a vivir en una sociedad con buenos valores, quizá si sea factible con las nuevas generaciones, porque con la que nos toca actualmente vivir ya es demasiado tarde.

No lo olviden. La hora es la hora, ni un minuto antes, ni un minuto después, aunque yo prefiero que la hora sea unos minutos antes.

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