Con estas iniciales se conocen a unos de los trumpeter más famosos del jazz. Su nombre es Clark Terry, nació en San Luis, Misuri 1920, falleció el 21 de febrero de 2015. Su trompeta sonaba calma, tranquila como también era él, su alma y bonhomía. Además durante sus conciertos el inventó una suerte de metalengua donde con monosílabos rápidos y seguidos recreaba la canción que se ejecutaba. Era muy querido por todos, era como un buen hermano que no te puedes pelear. Mientras veía el documental Keep on Keepin ´On, mostraba la relación intergeneracional entre Clark Terry, de noventa años, y su pupilo de 23 años, Justin Kauflin, un gran pianista con una carrera promisoria en el mundo del jazz – en la actualidad está en plena gira por distintos escenarios (hablando de escenarios, con F hemos querido ir al Montreaux Jazz Festival, Suiza, y es casi imposible por el coste de los hoteles los días de festival de jazz y para el año próximo han colgado el cartel de  aforo completo; el festival es un de los lugares sagrados del jazz, en todo caso habrá que esperar o planificarlo mejor).  En el documental se muestra una relación sana, tierna, sin recelos, sin cargas emocionales dañina entre el profesor y el pupilo, con exigencia para mejor, sin esas regañinas de mala leche y trabajando casi de madrugada – un amigo de Terry, Quincy Jones, le dice que siempre fue un animal de la noche, era su hábitat. Era un intercambio de saberes de un jazzman con experiencia y un muchacho virtuoso del piano y con ganas de aprender. Durante el documental, Terry padecía de diabetes, por una herida en uno de los pies y por la falta de circulación de sus piernas debe tomar la decisión de la amputación de ambas piernas. El pierde un poco la sonrisa pero no el ánimo. Siempre con una sonrisa, con una frase de aliento a su pupilo. Su vocación era enseñar, cuenta que enseñó informalmente a Miles Davis y era amigo de una pléyade de jazzmen como Gilliespie, Ellington, James Moody entre otros. El documental es una lección de buena y sana amistad entre el maestro, el pupilo y la noche que se adueña de los sonidos del jazz.

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