La madera en nuestro medio se viene acabando  sin tregua debido no a la extracción para la exportación a los mercados internacionales, sino debido a la construcción de puentes. La creciente no baja todavía y miles de damnificados piden puentes a cada rato, a diestra y siniestra.  Tantos puentes requieren mediante protestas y marchas que varias entidades dejaron de hacer lo que habitualmente hacen para dedicarse a satisfacer esa demanda. De manera que invierten en los puentes. Muchas de esas autoridades también se dedican a construir ellos mismos los dichosos puentes, provistos de martillos, serruchos, clavos, mientras invitan alguna cosa a las personas cercanas.

 

La construcción de los puentes trae como consecuencia la curiosa modalidad de ciertas autoridades que carguen algunas tablas para posar para la foto o para ser filmados. Es frecuente ver a muchos de ellos andando por las calles,  cargando sus tablas o listones como una manera de hacer campaña para las elecciones que se vienen. A veces dichas autoridades se plantan en las plazas con la tabla al hombre y piden firmas para inscribir sus candidaturas. Los discursos políticos tendrán que incorporar a la tabla o la madera para contrarrestar  a los que quieren aprovecharse de las urgencias de la gente.

 

No se descarta, además, la posible aparición  de un partido de la tabla para capitalizar los tantos votos flotantes de los que requieren de los puentes.  Lo que no se sabe es qué  símbolo tendrá dicha organización ni qué  plato de comida dará a sus posibles votantes. Se espera que no sea el aguadito solidario. Se espera, además,  que la tabla no se pervierta como se pervirtieron todas las opciones políticas que aparecieron en nuestro medio. Es de esperar,  también,  que los candidatos de la tabla no repitan los errores de los que nos han gobernado.