Encuestas y encuestadoras

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Hace algunos días se desarrolló un interesante seminario on line organizado por la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano que fue conducido por el gerente de Invamer Gallup-Colombia, Jorge Londoño. Con el título “Las encuestas en épocas de campaña: ¿qué hay más allá de las cifras?” se provocó un interesante debate, cuyas conclusiones fueron recogidas por el periodista John Alexander Marín y que es bueno darlo a conocer por la coyuntura que se vive en Iquitos, más aún cuando aparecen encuestas que difieren totalmente en sus resultados. Pues los periodistas debemos tener en las encuestas una herramienta que nos sirva para el análisis. ¿Qué sucede cuando una encuesta está mal elaborada y no tiene en cuenta criterios básicos tanto para la recolección de datos como para la elaboración de los resultados? Obvio: sus datos no serán confiables e irreales y nos llevará a cometer errores de apreciación. Hay que saber leer las encuestas para difundirlas.


Cuando se abordó el método de la entrevista en el seminario se deslizó la idea siguiente:

«Un chef, para saber si su crema de tomate está en buen punto, debe revolver bien y tan sólo probar una cucharadita. Si está bien revuelta, con una cucharadita basta. No se debe tomar toda la olla. Así son las encuestas políticas. Si se hace una buena mezcla de personas a entrevistar, que representen todos los sectores de la comunidad a estudiar, con una porción basta». De ahí la importancia de la muestra. Está demás decir que si la muestra está mal planteada, la encuesta no sirve.

Y para el análisis de las cifras que nos muestran las encuestas es necesario exigir la ficha técnica que al final nos permitirá determinar la seriedad del estudio y la confiabilidad. El seminario ha determinado que para dar a conocer a los lectores una encuesta hay que verificar quién hace la encuesta y si tiene la autorización para ello. En el portal del JNE está la lista de empresas hábiles para hacer este trabajo. Otro detalle a tener en cuenta es quién encomendó la encuesta y quién la paga, pues sirva para ser más críticos a la hora de revisar los resultados. Otro detalle es el universo de la muestra porque nos permite establecer si abarca una pluralidad en la población de estudio. Es decir si la mayoría de la población electoral está en zona rural y la muestra abarca un poco porcentaje de ella. La muestra, por lo general, debe ser superior a mil entrevistas para garantizar un margen de error del 3%. A menor número de entrevistas, aumenta el margen de error. Sobre la recolección de datos el estandar internacional establece que el mejor método es el que sirva para ubicar al menos el 85% de la población. En caso de intención de voto nacional, no son recomendables las muestras por Internet, ya que solo llega al 33% de la población, ni la líneas telefónicas, que llega al 55%. La mejor es cara a cara. En cuanto a la fecha de recolección de datos se confirmó lo que todos los periodistas sabemos: que una encuesta es la fotografía del momento. La cita determinó también que 1200 entrevistas permiten margen de error del 3%. Esta cantidad de entrevistas es la cantidad estándar y no importa el tamaño de la población. Las encuestas de opinión pública no son exactas. Son probabilísticas. Siempre hay un margen de error. Y hay que tener en cuenta que existen varios tipos de elecciones. La opinión se mueve, es volátil, por tal motivo la encuesta en ese sentido tiene valor como foto de ese momento.

Con todo lo explicado debo concluir que las encuestas publicadas –inclusive varias de ellas en este diario- no tienen criterios básicos y lo que hacen es tomarnos el pelo, primero a los periodistas y, después, a los electores. Y los periodistas no estamos para que nos tomen el pelo. Tan sólo una mirada preliminar a las fichas técnicas de las encuestas publicadas nos siembra dudas sobre sus resultados. Y ya es tiempo que se trate con seriedad a la opinión pública. En lo que a este articulista concierne debo decir que el seminario desde Colombia me ha permitido confirmar mis dudas sobre el trabajo de las encuestas y no permitir que se vuelva a tomar el pelo a la población a través de los periodistas.

2 COMENTARIOS

  1. A ver si no se olvidan lo que dicen y se vuelven a tragar otra perlita de esos mentiroso manipuladores.¡¡¡Hagamos una campaña periodística para prohibir esas encuestas manipuladas y malintencionadas!!!

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