ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

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A pesar que largo tiempo el peruano vive oprimido siempre las fiestas patrias sirve para sentirnos un poco libres. Porque, a pesar de la crisis y de los ajetreos económicos, los loretanos nos damos campo para que la peruanidad sea un pretexto de visitas familiares y, los más jóvenes, amorosas. Y es que en este mensaje los iquiteños nos hemos sentido lentamente oprimidos. Tan lento como la conexión de internet. A ver, explicamos.

Pero es inevitable que una de las referencias sea el mensaje presidencial. Y vaya que el de este año tuvo en el Presidente Ollanta Humala pronunciando la palabra Iquitos quizás como nunca ningún mandatario lo ha hecho en mensaje a la Nación. Ni siquiera el arquitecto Fernando Belaunde Terry. Con lo que el actual Presidente pasará a la historia no solo por ser quien más veces ha visitado Loreto durante el período gubernamental sino el que se acordó de esta parte del país. Lástima que lo haya hecho con un falacia que todos los iquiteños sufrimos diariamente. El de la conexión de internet.

Por eso inmediatamente después de la aseveración presidencial sobre la conexión de internet las redes sociales abundaron en mensajes sobre la falacia presidencial. Todas ellas de crítica ante un anuncio de este tipo. La frase presidencial puede interpretarse de varias formas. Desde la perspectiva de quien le hace decir semejante mentira a Ollanta Humala y, también, desde la visión de los empresarios privados que llevan a cometer semejante error a la principal autoridad del país. Si sobre la conexión de internet se comete esto es comprensible pensar que en los demás temas los datos son erróneos.

Pero no hay que olvidar que hace varios meses en el Colegio Sagrado Corazón el Presidente Ollanta Humala puso en funcionamiento la banda ancha que aseguraba una rápida comunicación de internet. Todos sabíamos y sufríamos que la velocidad nunca llegó a niveles que se afirmaba. Incluso la empresa Movistar organizó una fiesta en la plaza 28 de julio –con orquesta nacional y artistas especialmente invitados- para celebrar este acontecimiento. Como algunos “creativos” de la capital de la República tienen el convencimiento que a los iquiteños les encanta la jarana y con ello pueden olvidar las mentiras más astronómicas, hicieron la fiestita. Y varios incluso se empeñaban en ser invitados especiales y, en algunos casos más dramáticos, se empecinaban en hacerse invitar. Así que esa mentira presidencial ha venido acompañada de una mentira empresarial privada. Como diciendo que para la mentira también puede darse una alianza pública y privada.

Pero así es la fiesta de la patria. Una que nos olvida y trae a la realidad, según la mentira que se diga.