CURÁNDOSE EN SALUD

Javier Vásquez

En un artículo de una página argentina de Psicología se habla sobre este tema y lo desarrollan de manera interesante: el ambiente intrauterino no es un medio estático,  en su interior se producen un sinfín de modificaciones que son persistentes desde el mismo momento de la concepción. El  feto participa de un intercambio con su espacio intrauterino, pero también lo hace  con el medio externo ya que tiene respuesta  a gran cantidad de estímulos como la voz de la madre,  la luz ambiental y los sonidos que lo rodean. Muchas de estas reacciones y respuestas sirven para la valoración de su bienestar físico.

Dentro del útero el feto percibe una innumerable variedad de sonidos que están disminuidos por el líquido amniótico, las paredes del útero, los intestinos, los músculos abdominales y la piel. El sonido más frecuente es la voz de la madre y los ruidos internos del cuerpo de la misma (contenido de los intestinos en su recorrido y la pulsatilidad de las arterias más grandes del cuerpo). Su aparato auditivo completa du maduración en el séptimo mes, aunque ya a partir de la semana 15 de gestación responde a estímulos como la música o ruidos de mediana intensidad. La embarazada advierte que la música fuerte o los sonidos agudos suelen provocar un sobresalto al feto. Esta respuesta al estímulo sonoro permite estudiar su buena salud. Los fetos que responden a los sonidos con movimientos o aumento en su frecuencia cardíaca tienen mucha vitalidad y nos dan base para pensar que se encuentran en perfecto estado de salud.

En la gestante la música promueve sensaciones de relajación las que, simultáneamente, generan una descarga hormonal y de endorfinas que ofrecen bienestar, una frecuencia cardiaca sin sobresaltos y una respiración materna tranquila y rítmica.

Los sonidos maternos son transmitidos por los huesos de la pelvis, y la vibración se traslada directamente al feto. Este posee así la capacidad de distinguir estos sonidos de otros que suele escuchar de manera permanente, como los que emiten los órganos y fluidos  de la madre tales como los latidos cardíacos y los movimientos respiratorios maternos, los cuales los hacen sentir acompañados y seguros. Estos indicadores incluso serán de utilidad para calmarlo  una vez nacido. En virtud de este desarrollo temprano del sentido de la audición es que muchos especialistas coinciden en la importancia de la música durante el embarazo, como sistema de relajación y de vínculo entre la madre y el feto.

Un grupo de psicólogos ingleses han podido demostrar que los bebés recuerdan las melodías que han escuchado dentro del vientre materno, durante un período de hasta un año después a su nacimiento.

En España un ensayo clínico probó la diferencia entre tres tipos de estimulación fetal diferente: música por vía abdominal, por vía vaginal y vibraciones sonoras no musicales emitidas desde la vagina. Era aplicando la música vaginal cuando el 87% de los fetos movían la boca o la lengua y cerca del 50% reaccionó abriendo mucho la mandíbula y sacando la lengua al máximo, efectos que no se observaron en las otras dos estimulaciones.

También se sostiene que la música clásica ayuda mucho al desarrollo fetal. Entonces es importante cultivar esta afición que nos va a permitir sentirnos seguros a nosotros y nuestros hijos. Cuando los experimentos científicos sean concluyentes probablemente le daremos la importancia que todavía no tiene ahora.