(poema)

Solo yo,

sólo yo sé qué y quién soy,

el punto de donde vengo y la cima a la cuál voy;

nadie te enseña,

no puedes depositar tu educación y la de los tuyos

en alguien que no quiere ver.

No leo prensa superflua,

no veo programación basura,

no escucho palabras perdidas,

no sigo corrientes fermentadas de vacuidad.

Nadie te conoce,

muchos no desean que explotes tu potencial;

vivimos en un mundo androide,

tú no eres un robot,

ellos quieren que seas una máquina obediente,

precisa, prescindible, nula.

Todos creen saber quién soy,

nadie me conoce;

ellos quieren apaciguar tu fortaleza,

no desean que se escuche el rugido de tu voz,

tus garras de superación no te las dejan crecer,

aquella melena imponente de conocimiento

te la trasquilaron aún de cría.

Ellos no quieren que pienses,

aborrecen toda conducta revolucionaria, reformista,

adormecen tus objetivos con promesas ponzoñosas,

ilusiones abstractas,

mentiras vestidas de lino

pero que en desnudez

demuestran todas las infecciones que adolecen.

Ellos quieren infectarte,

ellos quieren que ya no seas el león indomable que eres,

no desean que tu vuelo sea alto,

ellos quieren tapar tu visión de águila.

Nadie me conoce,

Solo tú;

no dejes de ser luz para el mundo,

esperanza para la humanidad,

pieza clave en el plan absoluto.

                Nunca dejes que te cambien,

siempre sé tú,

fuerte, consiente, un ser despierto.

Poema inspirado en el estado actual de la educación y la programación denominada basura.