Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas.

Llegamos al año 2019 y el inicio no pudo ser peor alterado con la torpeza del Fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, de no ratificar a los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez, encargados de la investigación del caso Lava Jato.

La decisión del cuestionado fiscal Chávarry, llevó a una serie de rechazos en redes sociales y en medios de comunicación. A la máxima autoridad del Ministerio Público le dijeron de todo. Ante ello, el presidente de la República, Martín Vizcarra, anunció la presentación ante el Congreso, de un proyecto de ley que declara en emergencia el Ministerio Público.

Y mientras los fiscales cesados anuncian acciones contra la decisión del Fiscal de la Nación, los designados por Chávarry le dicen no a sus designaciones, dejándolo sin piso, y ante la sorpresa de muchos, se conoce, mientras muchos almorzaban, que se deja sin efecto la resolución de designación de los remplazos de los cesados, y ratifica a los que el año pasado había dejado de lado, es decir Vela y Pérez siguen en sus cargos.

Seguro que puede haberse enredado con lo ocurrido, como casi quedo yo. Lo real es que Pedro Chávarry demostró ser ese muñequito, títere o marioneta, según muchos manejado por líderes de uno o dos partidos políticos.

En lo personal la actuación de Chávarry es por decir lo menos patética. Seguro que para algunos apristas y fujimoristas, partidos en los que tengo amigos, la última decisión de Chávarry, la del miércoles, no es la correcta, respeto sus posiciones, pero no las comparto.

Y mientras el presidente Vizcarra presenta el proyecto de ley para declarar en emergencia el Ministerio Público, se renueva la confianza a los fiscales Vela y Pérez, y algunos congresistas opinan a favor y en contra sobre la ratificación de los fiscales y el proyecto de ley del presidente Vizcarra, no se sabe cuál será el destino de un Fiscal de la Nación Pedro Chávarry, quien si tiene algo de decoro, debería renunciar a su cargo, por su salud y la del país.

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