La paz del no futbol

La Universidad San Martín se ha retirado del futbol profesional peruano. El equipo que menos hinchas tienen en el balompié nacional ha encontrado el momento perfecto para zafarse de un culebrón económico tremendo que significa mantener a casi una treintena de futbolistas mediocres que en los últimos años han incrementado sus sueldos y no han traído mejoras en la calidad del futbol profesional nacional.

No es culpa de los jugadores que las ganancias en el mercado del futbol haya beneficiado en mayor porcentaje al futbolista en desmedro de todo el aparato que se mueve a su alrededor. Tampoco es la culpa de ellos que la formación, el fortalecimientos de un sistema de sociedades anónimas y cambios en la legislación y normas del futbol no hayan desarrollado el mismo, pero ellos son el resultado pintoresco, natural e histórico de lo folclórico de nuestro balompié.

Por eso cuando se puenteó a los clubes, que sí estaban al día en las planillas, como es el caso de la San Martín, y se anunció la huelga por parte de los agremiados lo cual paralizaba el campeonato, la San Martín sacó la carta bajo la manga y anunció su retiro definitivo. Cerró el Club y que los huelguistas le vayan a reclamar a la Federación, la FIFA o la Agremiación, pero del equipo – cuyo mejor símbolo era una muela – no iban a sacar nada.

Una decisión por demás oportuna pero certera en un primer momento. Pues toda la reflexión acerca de las deudas a los futbolistas, no es nada en comparación a las deudas tributarias que el estado no ha querido cobrarles a una mayoría de equipos del futbol profesional. Si el Estado se manejaría como Antonio Chang maneja la Universidad San Martín y su equipo hace rato ya se habría acabado ese futbol peruano que tenemos para felicidad de los que lo padecemos cada domingo.

Y de paso se hubiera terminado esa discusión primate que sostienen los aliancistas – cremas y viceversa cuando discuten qué equipo es el mejor, cuando bien conocen que los dos son los más conchudos, mediocres y perdedores a nivel internacional de las últimas décadas, no del balompié nacional sino internacional y que remedian con la frase filosofal de uno de los más ilustres pensadores del futbol (“puma” Carranza)”la U es la U pe”, para poner el ejemplo de la justificación en todo al caso financiero del equipo crema.

Al menos esta medida de la San Martín, a la que parece sumarse otras más, aunque en las últimas horas parece que la cosa se ablanda, ha permitido una tranquilidad para los que vemos el futbol de otra manera. Aunque todo esto es pasajero, pues la política va intervenir en cualquier momento para solucionar repentinamente lo que debería ser siempre una cuestión técnica y netamente deportiva. Otra vez volveremos a tener los mismos esquemas, los mismos entrenadores, los mismos jugadores, los mismos dirigentes, las mismas mafias dando vuelta por los equipos año tras año.

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