Existen un buen inicio de reformas que se realizan en ciertos sectores, con deficiencias de procedimiento y tal vez lentas, pero los cambios se empiezan a dar. Educación con la puesta en marcha de la nueva ley de Reforma Magisterial, el sector salud con una serie de implementaciones como el Seguro Universal y la puesta en arranque de la ley Servir, son algunos ejemplos. Insuficientes y de poca profundidad, pero intentos que en los próximos años, de seguir con el esfuerzo, pueden traer buenos resultados, pero hay otros en los que se retrocede y lamentablemente se anteponen al sentido que tienen estas (semi) reformas.

Una de ellas la nueva ley del empleo juvenil la cual contempla una serie de recortes en derechos que ya se dan por descontados en una sociedad que está, supuestamente, creciendo económica y sostenidamente durante varios años. El gobierno quiere quedar bien con el sector empresarial y en ese intento se lleva de encuentro la opinión de los sectores más desprotegidos del Perú. Uno de ellos es el 13% de jóvenes desempleados que no cuenta con formación académica a la que supuestamente beneficiará esta norma.

Mientras se le recuerda las promesas electorales en el 2011 donde se decía abiertamente que los jóvenes no tenían por qué pagar el “derecho de piso” y ser explotados laboralmente, tres años más tarde Humala dice todo lo contrario literalmente. No bastó la captura de Cajamarca por el tema de Conga sino ahora parece que ahora se ha convertido en el vocero de un sector que le reclama, para no amenazarlo con su maquinaria de demolición, mayor flexibilidad laboral para ser competitivos

En esta desesperación parece perder el aún importante capital que podría tener un sector que lo respaldo para llevarlo a la presidencia. Si hay que gobernar para todos,¿ por qué no para los jóvenes desempleados también? Si el gobierno quiere promover la inversión y el empleo juvenil pues que subsidie en los derechos recortados a los que se inserten dentro de esta nueva ley. Así todo contentos, total, si ellos mismos afirman que la medad es temporal, ese subsidio también lo sería y no sólo se ofrece un marco para que los empresarios contraten a este sector y ellos no asuman que son ciudadanos de segunda clase por el sólo hecho de ser jóvenes. Caso contrario la calle, una vez más, va poner en su sitio las cosas y no va ser con diálogo y flores.

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