El outsider mujer

Hace unos días el periodista Nicolás Lúcar con todo el desparpajo que lo caracteriza intentó lanzar al outsider una vez más. Todos buscan ser el propietario o «creador de la criatura» que desequilibre la balanza de lo monocorde en la que se presentan las posibles candidaturas. La derecha y la izquierda no presentan nada nuevo. Aunque hace poco se presentó un Frente de izquierdas este no parece que cautive un voto que cada vez es más disperso y casi indefinido e invisible entre los rojos.

Un outsider parece que necesariamente tendrá que tener otras características. De hecho poseerá un discurso progresista y radical, pero si este es un monólogo de derecha igual podría cautivar. Un gran sector y podría ser la mayoría sólo está queriendo un rostro nuevo, fresco y ya no se identifica si este tiene arraigo popular o pobre, porque los sectores se han redefinido y lo folclórico como que ya colmó las expectativas por las permanentes decepciones que han sufrido los que pensaron que el salvador venía revestido con furia reinvindicativa.

Hay quienes piensan que la farandulización resulta como fórmula por eso intentan posicionar la candidatura de Mauricio Diez Canseco. Se inflará en un momento con la misma intensidad en que caerá este globo de ensayo por no contar con un aparato social que mantenga su ilusión, aunque claro, como dispersor de votos sería una fórmula a la que tal vez apuestan estos creadores de ídolos falsos para llegar a la presidencia.
Si ésa es la intención los favorecidos, como siempre, serán los mismos que parecen conformar el círculo de los que ya podríamos considerar dinosaurios de la política peruana y la decepción se convertirá en el detonante del nuevo rostro del outsider. Es decir alguien que canalice de cualquier manera esa sensación de vacío permanente que existe en nuestra política. Por eso todos se sienten seguros a pesar que no nadie tiene las cosas definidas.

Un valor que si puede ser una novedad es el outsider mujer. Aunque no cumpla con las características clásicas de los que vienen de pronto por fuera y ganan elecciones, el género esta vez parece ser que puede redefinir este concepto tan propio como la cultura combi en el Perú: ser impredecible. Si es así, la izquierda debería pensar en crear una imagen que compita con Keiko Fujimori que posee el voto más duro entre los candidatos. La derecha no tiene opción en cuestiones de género más que la hija del dictador, pero si la izquierda está pensando en las figuras de la televisión como opción, esta posibilidad creo que agotará lo que es aún una posibilidad de redefinirse y volver a tener opción.

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