La Tía olvidada

Mineral que está enterrado no tiene ningún valor. Algunos especialistas han dicho que el boom minero en el mundo tendrá una duración aproximada de 10 a 15 años. Es inevitable que los elementos que actualmente se utilizan en las construcciones y manufacturas de las grandes empresas encuentren un reemplazante más barato, por eso pensar que somos unos de los pocos países que nos damos el lujo de poseer inmensos minerales en toda la médula de la cordillera o de poseer enormes riquezas bajo el suelo amazónico, es iluso en cierto sentido, porque si estos recursos no se explotan ahora que estamos en la cresta del boom, entonces no valen nada y se hace más vigente aún “el mendigo sentado en un banco de oro”.

Más allá de los elementos del diálogo consensuado y los estudios de impacto ambiental, lo que muchos quieren en realidad son cuotas de poder que les de algo más de dinero  o recursos para proyectos que desconocen. Algo de eso está pasando en las violentas protestas que se han organizado en los valles del Tambo en la provincia de Islay – Arequipa. Es cierto también que la empresa minera que opera años en departamentos de Moquegua, Tacna y Arequipa, pensó que estaba bajo el gobierno de Belaunde, García (primero) y Fujimori y podía irrumpir cual patio trasero suyo.

Ahora que ha visto que las cosas son diferentes y que las condiciones de los pobladores obligatoriamente tienen que mejorar porque sino no hay destino feliz para la minería, han puesto la barba en remojo e, independientemente de la maquinaria, obras de alcantarillado y computadoras (que pueden ser dádivas) regaladas, han llegado a la conclusión que no les queda otra que desalinizar el agua del mar para poder procesar el inmenso mineral que hay debajo de estas tierras hermosas para la agricultura (pero que carecen de agua, osea que en donde se explotaría el mineral tampoco valen en el momento). Pero esto no es del agrado de un grupo de dirigentes que no se sabe de donde llegaron y no se sabe a ciencia cierta qué es lo que quieren.

Por eso el proyecto Tía María parece ser ahora un diálogo de sordos entre un grupo que se irroga la voluntad popular. La Tía no es querida pero sólo por ciertos grupos y no necesariamente por la mayoría que desconoce los alcances específicos de los beneficios en un corto plazo laboral. Punto aparte son los medios locales que de la noche a la mañana cambiaron su versión negativa de la inversión y ahora son amigablemente mermeleros con el proyecto, esto ha exacerbado aún más los ánimos de la muchedumbre y ya no cree en nadie ni en nada. Pobre Tía. Y pensar que hay millones de toneladas de cobre enterrados en medio de una pampa agreste y por demás cálida donde sólo recorren uno que otro lagarto y donde se levantan olas del espejismo del inmenso calor que advierte contrariamente de un territorio solitario, austero e inservible.

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