Las mujeres de Orcopampa

¿Un pueblo minero o la chacra de Buenaventura?

Trabajos mineros

Orcopampa es una ciudad a casi 4000 m.s.n.m. y donde obviamente hace un frío de la gran flauta. El agua que discurre por su minúsculo río se congela de tal manera que forma un impresionante cuadro glacial en las pequeñas cataratas que se forman en el páramo implacable de las alturas de Arequipa. Peor aún, en estos meses donde el Coropuna, el nevado que a tiro de piedra se observa desde acá, amenaza trasladarnos al terciario con sus enormes faldas blancas como un aviso celestial que advierte que estamos arañando el cielo extremadamente azul de la zona que mi maestro imaginario Pulgar Vidal clasificó como la Puna donde sólo crece el Ichu y hasta este se seca amarillo e inexorablemente por el frío.

¿Animales? Acurrucadas reces y ovejas “serranas” que maldicen la hora en que sus abuelos llegaron a la zona atraídos por el maldito – bendito oro de sus amos.  Una que otra solitaria vizcacha suele  asomar su cabeza entre las rocas petrificadas por la inclemencia de los – 5 grados que suele aplastar al pueblo cuando la noche cae. Yo no las he visto, pero dicen que son como fantasmas de una zona que se siente ya contaminada por la gran mancha oscura, gaseosa y aurífera que impulsa la empresa Buenaventura. Esa misma, de propiedad- en parte-  de los hermanos y señoritos Tudela que, dicho sea de paso, no conocerán ni por nombre y menos se habrán atrevido a venir por estos desiertos andinos lo que significaría su inevitable muerte física y más aún social, pero que de seguro le rinden a la distancia incontables millones de ganancias por el sólo hecho de haberlas denunciando territorialmente hace un huevo de años y cuando su padre, el trofeo de amores vejestorios y de herencias, era canciller del país y el Perú (¿ha cambiado?) Era repartido en trozos al mejor postor y a lo más encumbrado de su sociedad feudal.

Trabajos mineros

Pero de eso no saben Margarita y Cleofe, dos de las más de 200 mujeres que trabajan en diversas áreas de implementación y construcción de los servicios básicos de Orcopampa. Ellas se levantan a las cinco de la mañana para preparar los alimentos a sus esposos que trabajan en una de las empresas proveedoras (acá le dicen “contratas”) de servicios de construcción de la empresa minera. Los políticos le dirían  “malditas services” y Alan García, si estuviera participando de las elecciones nacionales, prometería una vez más que las eliminaría al día siguiente de llegar a palacio como lo hizo en la campaña del 2006 que le sirvió para que ahora sea presidente otra vez. Margarita y Cleofe sólo saben de empaques, alicates de corte, llaves inglesas y francesas, PVC, tuberías, zanjas y más  trabajo desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Pecho a pecho y sin arrugar construyen el agua y desagüe para los hijos de Orcopampa. No podría ser de otra manera, los hombres están en el campamento todos los días las 24 horas a fríos más extremos aún y el pueblo, entonces,  es femenino por naturaleza. Si el alcalde pensaba construir a última hora estas obras de reelección tenía que pensar necesariamente en las mujeres como Margarita y Cleofe, no había otra y ellas, por supuesto sin miedo al frío que congela las tuberías y bien al casco y al chaleco anaranjado, manos a la obra y junto a cientos como ellas embotadas están por culminar la obra.

Trabajos mineros

Los políticos dirían que en Orcopampa se demuestra que la inversión privada ha hecho su trabajo pues cuentan con un estadio para cinco mil, su equipo de futbol está en la Copa Perú, tienen un coliseo full acabados, y casi nadie está desempleado, sin embargo, Cleofe y más Margarita no piensan igual. La Mina ha reportado más de 400 millones de soles en ganancias de lo que va el año, pero muchos de los trabajadores en “contratas” no cuentan con un “rancho” como le llaman al derecho de comida. Y gran parte de los sueldos son de construcción civil y no de trabajador minero, a cada rato hay accidentes no informados porque son “arreglados” para evitar problemas legales y la contaminación se siente en el ambiente y claro, en los pulmones de los cerca de 2000 trabajadores que hay en Orcopampa. “En la mina hay plata”, suele escucharse en las ciudades grandes que creen que acá está la panacea, más aún si se extrae oro, pero la verdad laboral y el frío incesante te devuelven a otra realidad.

Margarita y Cleofe dicen que sólo el gobierno les ha obligado a las “contratas” a que sus esposos no trabajen más de 20 días al mes, pero no se cumple porque “voluntariamente” tienen que hacer el mismo trabajo de las explotadoras “services” para poder sacar algo más a fin de mes. Mientras tanto no veo inversión de la Mina ni de un estado que le obligue hacerlo por lo menos un “cachito” más de lo que le permite la bondadosa y en nombre de la inversión privada ley, ya lo hace. Por ejemplo, los maestros reciben entre 15 y 50 soles de reintegro por enseñarles a los hijos de sus trabajadores, la carretera hacia la ciudad dura 9 horas y es una invitación a la tragedia y no hay ni una sola vía asfaltada ni agua caliente en los domicilios de los trabajadores. Sin embargo, la vía hacia la extracción del oro es cien veces mejor de la que transitan los pobladores, y los policías muestran orgullosos sus uniformes de campaña y armas largas en ristre protegiendo la minería y claro por el pluss que recibirán a fin de mes por su “patriótica labor”,  hay una suerte de sueño dirigencial opacado por la mina y hasta la radio es una ventana misteriosa de halagos a la inversión empresarial.

Pero todo eso parece no importarle a Margarita y Cleofe que esperan que no termine la obra porque sino ya no tendrán trabajo o en todo caso no pierden la esperanza que las consideren en otras construcciones, no importa – como sucede –  con salario menor al que realiza un varón por el mismo horario y la misma función. ¿Por quién vas a votar Margarita?, le pregunto. No sé, todos son iguales, responde. Por Evo, al toque dice Cleofe. Pero Evo no es peruano, le retruco. No importa, no dice que ha estatizado la minería, responde.”Hay caldo de cultivo para cualquiera”, me imagino mientras me sumerjo en los 45 grados de temperatura que alcanza las aguas termales – medicinales y volcánicas de Huancarama, el paraíso veraniego pero infernal de Orcopampa.

Lea www.federicoabril.blogspot.com

1 COMENTARIO

  1. hola: me gusto muchisimo tu articulo, en nada has mentido, yo estuve hace poco por ahi, era la primera vez que iba pense encontrar algo mejor por estar erca de una mineria pero nada, me enferme y sabes que uso la enfermera para revisarme una linterna grande de esas que usan cuando se va la luz, quize alquiler un cuarto con baño propio y no encontre ninguno en todo el pueblo, todos eran bño comun, como dices no hay agua caliente, no se puede caminar porque tienes que saltar por todas las zanjas que hay en todo el lugar, pobre gente que viva ahi,deberian supervisar ese pueblo y a donde se va todo el canon.

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