[Rony Valera y Máximo Meléndez asumieron la alcaldía durante la década del 80].

Escribe: Randy Wagner Ríos Gutiérrez – randyriosg@gmail.com

 En uno de los conversatorios que editorial Tierra Nueva realiza constantemente en la Sala de Gobernadores del Museo Amazónico, el ingeniero Moisés Panduro Coral, actual secretario regional del Partido Aprista Peruano en Loreto, manifestó que en los últimos 20 años la provincia de Maynas ha sido gobernada por candidatos que representaron y representan hasta la actualidad movimientos regionales que muchas veces no muestran la estabilidad que brinda un partido político nacional. Por ello decidimos hacer un recuento de los alcaldes apristas que Maynas tuvo durante el siglo pasado.

Fueron dos los alcaldes que el APRA colocó en el sillón municipal de Maynas por voto popular. El primero de ellos, el ingeniero Rony Valera Suárez que ganó las elecciones en 1983 y que gobernó Maynas entre los años 1984 y 1986. En 1980 ganó en Iquitos pero el voto rural le fue esquivo y en la cuenta global perdió apenas por un centenar de votos frente a su rival Luis Lozano Lozano de Acción Popular. Los iquiteños le percibieron como el ganador moral de dicha elección, constituyéndose desde entonces en el favorito en la siguiente elección.

Todos reconocen en Rony su capacidad de gestor público. Modernizó la estructura institucional del gobierno local en el marco de la Ley Orgánica de Municipalidades Nº 23853  dada a mitad del segundo gobierno del Presidente Belaúnde. A partir de allí, la Municipalidad de Maynas implementó con seriedad y profesionalismo los planes y programas relacionados al desarrollo urbano, el tránsito y el transporte público, la administración de las rentas, organización vecinal, salubridad, la participación popular, entre otros  aspectos de la gestión. Aquellos tiempos, los gobiernos locales no tenían Fondo de Compensación Municipal ni canon petrolero, las obras se hacían en función a los escasísimos recursos propios o a los conseguidos por convenio. Al asumir su primer gobierno  Alan García en 1985,  inició la distribución de los recursos del canon petrolero con la Ley Nº 24098 que establecía que el 40% de este recurso debe ser distribuido entre las municipalidades provinciales y distritales.

Al finalizar su gestión, Rony firmó el contrato para el asfaltado de varios kilómetros de calles de Iquitos, pero quien la ejecutó en el 80% de su tramo y pagó todas las valorizaciones derivadas del mismo fue el siguiente alcalde aprista.

Don Máximo Meléndez Cárdenas, sucedió a Rony Valera al frente del palacio municipal. La gestión de Max pagó el asfaltado de las calles de Iquitos en sus vías céntricas y luego con la Ley 24832, la llamada Ley Orison Pardo que disponía un impuesto al consumo de bebidas alcohólicas en Maynas, impulsó un vastísimo paquete de obras para dotar a Iquitos del alcantarillado en sus áreas adyacentes al centro histórico. Una idea del problema lo dan los caños abiertos, malolientes y que dificultaban el tránsito que se extendían desde la periferia hasta la calle Faning, y así casi todo Iquitos. Se construyeron decenas de kilómetros de alcantarillado de concreto con los recursos que empezaron a ingresar en julio de 1988. Su sucesor Silfo Alván fue el que aprovechó más la bonanza municipal creada por la Ley Pardo para inversiones en saneamiento de Iquitos, pues en su gestión el 92% de las inversiones municipales fueron financiadas por esta Ley que revolucionó la etapa urbana de Iquitos hasta su derogatoria en 1992.

El gobierno de Max de 1987 a 1989 inició también un conjunto de proyectos de pavimentación circular relativamente grandes para la época. Es el primer alcalde que arrancó recursos al tesoro público para financiar la construcción de la avenida 28 de Julio que une las avenidas Navarro Caúper y La Marina.

Juan Carlos Del Águila Cárdenas participó como candidato invitado del APRA en los comicios municipales del 2002 donde resultó electo, gobernando la provincia de Maynas durante el periodo 2003 – 2006. Hoy en día, Del Águila Cárdenas alejado de las filas apristas decidió formar su propia agrupación política, la misma que está a la espera del Jurado Nacional de Elecciones – JNE para su reconocimiento legal.

“Es el único alcalde que llegó al poder con un lema sencillo y contundente. “¡La honestidad está primero!, decía su slogan en las banderolas que los compañeros colocábamos en los postes, en los afiches que pegábamos en las paredes, en los spots de radio y televisión, todos financiados por el Partido Aprista Peruano con plata limpia proveniente del esfuerzo personal de sus militantes, es decir, sin ninguna coima de por medio o interés en el lucro privado de quienes aportaban. La gestión de Max caracterizó por la honestidad con la que manejó la administración pública y sus resultados concretos, muy lejos del autobombo, del pavoneo, de la imagen publicitaria”, señala Moisés Panduro.

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