Moisés Panduro Coral

Tan depreciado está el concepto de la política que a la guerra de negocios la vemos, la tratamos y la analizamos como si fuera una lucha política. Hace unos años atrás, una hermandad de negocios iniciada en Requena terminó en un agrio distanciamiento entre sus dos protagonistas; la lealtad entre éstos se fue al tacho cuando, según las malas lenguas, uno de ellos se quiso quedar con la frecuencia de televisión de su socio quien reaccionó cerrándole al primero las oportunidades de adjudicación de obras en el gobierno regional y en municipalidades afines; de esta camorra se parieron tres negocios: el canal de televisión naranja en abierta oposición al gobernante regional y dos flamantes canales verdes puestos por éste en el espacio hertziano de Iquitos para demostrarle a su ex socio quien es quien en este mundo patas arriba donde el dinero prestigia al político.

Caminando los años, los tres canales nacidos de esta riña de cófrades crecieron empresarialmente, se embarcaron en nuevas aventuras políticas pero bajo los mismos intereses mercantilistas de sus propietarios. Así, el canal naranja logró colocar en una lista municipal también de color naranja a una de sus integrantes que después, por arte de birlibirloque, se convirtió en una importante autoridad provincial; atrás, enfermo, inválido, defenestrado quedó el socio pasajero de la aventura del 2010, aunque el otro socio, el flaco, quedó en un expectante lugar luego de ganarse alguito con la popularidad del pobre desembarcado. Mientras, los dos canales verdes cumplieron su cometido, es decir, la reelección de la autoridad regional para que la trilogía o las cuatro ruedas no sé de qué siga funcionando, es decir, para que los negocios sigan creciendo a costa de la política.

En año más reciente, el canal naranja -que ya tenía periódico y un proyecto de radio para equiparar fuerzas con su antiguo ex socio y nuevo rival de negocios- afianzó su sociedad con el socio que quedó de la aventura del 2010, éste que estaba fortalecido por la imagen de opositor al negocio verde que logró construir gracias a unos tontos útiles y al muchísimo dinero gastado en publicidad y donaciones no declarado a la fecha, desembarcó a candidatos proclamados de su negocio naranja y entregó la preciada corona electoral de candidata a la entonces accidental autoridad provincial. El negocio verde por su parte perdió las elecciones y, con ello, gran parte de su financiamiento que provenía de los fondos públicos.

Iniciadas las flamantes gestiones en el 2015, la ciudadanía tenía una expectación por el trabajo articulado, concertado y eficaz que debían hacer los gobiernos regional y local, pues todos son del mismo color de negocio, digo del mismo color politico. No obstante, ocurrió lo que de antemano sabíamos que iba a ocurrir: una nueva guerra de negocios se ha desatado de arranque nomás, esta vez entre los consocios del 2014, y eso, a pesar de que la autoridad municipal naranja en un inmoderado acto de panegirismo decretó por si sola y sin ningún merecimiento de por medio que el presidente regional naranja era su hijo predilecto.

Volvemos al espectáculo lamentable de siempre: unos socios agarrándose a muerte; disputándose cheque por cheque, orden de servicio por orden servicio, los medios de comunicación y los programas concesionados de la televisión y la radio; las arcas regionales y municipales exhaustas de tanto saqueo y fanfarria propagandística, unos alfiles de cada uno de los bandos del negocio naranja cumpliendo su triste e indecoroso papel de marionetas y escuderos de intereses oscuros que no alcanzan a ver, un pueblo estafado electoralmente una vez más, y unos ingenuos -o cómplices- esforzándose en hacer creer a la gente que ésta es una lucha política. ¡No, incautos, ésta es una guerra de negocios!

3 COMENTARIOS

  1. TIENE RAZON EN LO QUE ESCRIBE AQUI MOISES O MAS CONOCIDO COMO «AGUAJINA» , CABALLEROOOO

  2. Pena del pueblo Loretano…guerra de bandidos por la división del botín…la más pura y objetiva realidad!

  3. Quiero ser «periodista» o «comunicador social», la «profesion» del milenio…. a donde hemos llegado… lamentable…

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