Bacán, soy guiri y ¿Qué? ¿Te importa? He llegado a esta villa hace más de doce años y sigo siendo guiri, interesa un pimiento mi trashumancia. ¿Eso cambia algo? Porque soy guiri donde vaya. Aquí o en el puerto difunto. He tenido muchas malocas en diferentes partes que me ha tocado vivir. Unas grandes y otras muy pequeñas pero he sido feliz en casi todas. He bebido todas las aguas desde las saladas a las dulces como el bufeo colorado. Pero me quedo con el sabor del mangle, ahí vivo como un sirenio imperturbable. En cada purma que he morado no he dejado un libro suelto, les he metido diente a los que caían en la mesa. Eva me mira con esos ojos verdes que me pierde y me deja divagar repantigado en el sillón azul. Es morena como Eva Méndez pero no es ella aunque sí se parece, y mucho, de perfil. Tiene un lunar seductor cerca de la comisura de sus labios y no es la famosa actriz de origen cubano, que comía el ají de gallina y el ceviche por el exnovio peruano. No, no nos confundamos. Vivo en una isla de parecidos. Eres un idiota rematado, me digo. Caminaba por la Plaza Mayor, el Arco de Cuchilleros, y me topé con un camarero parecido a mi amigo Robinson Panduro que vendía chupetes de aguaje pero solo que este tenía una cara de mala leche y lanzaba tacos a la humanidad entera. Cuando vivía en Isla Grande me confundía en parecidos, es que llevé al extremo la proposición que todos tenemos un doble, era mi axioma irrenunciable. Allí en una esquina de la calle Putumayo o Morona me topaba con un actor famoso o parecido a él, ese tenía la nariz de Harrison Ford o la sonrisa de Brad Pitt y mis sobrinos se carcajeaban como diciendo, mi tío está chalado y de camisa de fuerza, ese patín se parece como un huevo a una castaña. Reconozco que sufro esa alteración óptica que me ha servido para apaciguar el sufrido peso de este perro mundo. O el rostro de una cantante famosa o parecida a ella como Donna Summer que me encontré en el Puerto de Masusa. Recuerdo que en mis andanzas por la isla, por la zona baja de Belén, me topé cara a cara con un pata parecido a Piet Mondrian, solo que este era el dueño de una chingana y no pintaba ni con crayolas. Pero remarco, Eva no es esa Méndez a pesar de su parecido cuando me pide un sonoro beso, es Eva Tihuay, una exótica orquídea de los montes. De ancestros kukama como yo y hemos venido a redibujar el mundo. Soy guiri y que.

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