Un día me llegó un correo de Jaime Vásquez anunciándome que tenía una joya histórico- fotográfica entre sus manos, era el álbum de fotos realizadas por el fotógrafo y cineasta Silvino Santos en los terrenos del Belcebú, en las estancias caucheras del barón del caucho por la zona del Putumayo [el cineasta Fernando Valdivia le ha seguido la pista a Santos, quien murió en la ciudad de Manaos]. Eran fotografías que tenían como finalidad lavar o limpiar la sangre derramada en esos charcos, la imagen y manipulación al servicio de quien lo paga y usa. Me emocioné un montón por Jaime porque era un valioso testimonio de parte sobre lo sucedido en el Putumayo, sobre esa mancha de sangre que en la memoria de la floresta no se borra fácilmente. El guion del fotógrafo era muy simple, era maquillar lo que ocurría en las estancias caucheras [en términos actuales sería un publirreportaje]. Estas imágenes inspiró a Percy Vílchez para el texto, Época del caucho: retratos del horror. La publicación de Tierra Nueva está de la mano con otras entidades que se auparon a la publicación [¿se habrán subido a última hora?], es meritoria a pesar de ciertas omisiones. Las apostillas de las primeras páginas enmarcadas dentro del desmarrido guion pero las contribuciones son mínimas, expelen mezquindad y desmemoria, son pocas afortunadas. Pero lo clamoroso es la cronología. Se saltan hechos muy importantes en la floresta pero también así, con esos agujeros, se construye la historia, no debemos olvidarlo; hay una clamorosa desatención por ejemplo con la erección de la Corte Superior de Loreto, institución clave en los asesinatos del Putumayo. Pero a pesar de esos defectos lo interesante es adentrase a las fotos y cada uno saque sus conclusiones. Es un valioso aporte de Tierra Nueva a la extensa, diversa y contradictoria bibliografía sobre el Putumayo y sus consecuencias. Salud a Jaime y los patas que trabajaron con él.