Destacó que no hay nada mejor que vivir en democracia

Vargas Llosa en el conversatorio en Lima

Vargas Llosa agradeció a los peruanos por su éxito

Hizo gala de su puntualidad. El Premio Nobel  de Literatura 2010 Mario Vargas Llosa, llegó a la Casa de la Literatura Peruana,  escenario de su primera actividad pública en el Perú, 10 minutos antes de la 12 del mediodía. Tras ser recibido con honores por la Guardia de Palacio de Gobierno Los Húsares de Junín, el escritor hizo su ingreso al hall donde fue recibido por una escenificación teatral de su obra “Conversación en la catedral”. En la escenificación se narra, a través de las vidas de Santiago Zavala y el negro Ambrosio, el contexto socio-político del país en el gobierno de Odría.

Tras saludar la escenificación de su obra fue homenajeado en el auditorio por su aporte a la literatura. El Nobel  agradeció el gesto destacando el apoyo de los peruanos y recordando que no hay nada mejor que vivir en democracia y contribuir a ella. Tras recibir un presente de manos de la representante de la Casan de la Literatura e inaugurar el congreso internacional  “Cartografías del poder en la obra de Mario Vargas Llosa” el Nobel se retiró del local sin prestar declaraciones a la prensa que buscó por todos los medios estar lo más cerca al escritor.

Por la tarde la rigurosidad para ingresar a la sede del Museo de la Nación, donde el literario cumplió dos actividades, fue mucho más que en la primera actividad de la mañana. A pesar de los inconvenientes pudimos ser participes de la exposición  “Mario Vargas Llosa, la libertad y la vida” la que nos permite volver la memoria atrás y recordar los inicios del novelista. Fotografías de su recorrido por el Perú y el Mundo, diarios con portadas del escritos. Libros autografiados, una de sus primeras maquinas de escribir y sus libros preferidos con dedicatorias, forman parte del bagaje que nos muestra esta exposición. Horas antes un grupo de intelectuales se encargaron de hablar de la última obra del Premio Nobel “El sueño del celta”.     

La agitada agenda del novelista culminó en Palacio de Gobierno donde recibió el reconocimiento del presidente Alan García quien le impuso la Medalla de las Artes y las Letras, por su destacada contribución literaria.