IMÁGENES CAUCHERAS EN LA HABANA (I)

En la suma de fértiles islas rodeadas del interminable mar Caribe, en la antigua Juana, en el país de Cuba, donde  el almirante Cristóbal Colón se arrodilló con la cabeza inclinada exclamando que estaba en la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto, se inaugurará mañana una exposición que fue creada en Iquitos y que gracias a afortunadas circunstancias y la invalorable ayuda de entidades y personas, ha desbordado toda medida y distancia. Después de recorrer algunas ciudades españolas, Madrid, Trujillo de Extremadura, Valladolid, la muestra tiene propuestas para ir a otros países. Mientras tanto, se quedará por unos días en La Habana, en la Casa Montilla del Centro Histórico.

La muestra se llama Época del Caucho. Es de fotografías antiguas, imágenes en blanco y negro que tienen más de un siglo y se refieren a algo del desventurado tiempo de la explotación de la savia en la floresta peruana. El cineasta portugués, Silvino Santos, tan cercano a Julio César Arana, aprovechó la incursión de unos cónsules al río Putumayo para hacer esas tomas. En el fondo de las imágenes, como mirando desde más allá de los movimientos de la cámara, se puede decir que esas fotos muestran la tecnología del montaje, la magia de la adulteración, el mal arte de la manipulación, para esconder los datos de la verdad de los hechos.

Desde la suma de islas antillanas hasta la escarpada y pródiga geografía del Perú, hay el abismo de la distancia. Pero ambos países padecieron el despojo de vetas y vidas. La encomienda fue la oficialización de la esclavitud de los oriundos en ambas tierras. Y la era de la goma se volvió sangrienta debido a la radicalización homicida de unos encomenderos que no se detuvieron ante nada para obtener sus ganancias.  Entonces, de alguna manera, la exposición revela lo que sucedió en ambos países con sus riquezas y con sus moradores ancestrales. Porque esas fotos son como una metáfora silenciosa de una barbarie que ojalá nunca más se repita en ninguna parte.