Al abogado Jorge Luis Donayre Lozano le guardaré siempre todo el respeto del mundo porque mientras tuvimos un programa concesionado en canal 21 nunca se metió en el contenido del mismo. Nosotros respetábamos su calidad de propietario y él, quizás a regañadientes muchas veces, respetaba nuestra calidad periodística. Respetos guardan respetos, podría ser la frase que catalogue nuestra relación comercial y profesional. Es decir, como empresario propietario de un medio de comunicación siempre sabré valorar aquello. Por cuestiones laborales sintonizo dicho canal cada vez que puedo.

En los días previos al paro y durante el primer día de protestas he podido ver al excongresista con intervenciones que demuestran varias cosas. Una de ellas desesperación, enajenación y, por eso, produce en este columnista una cierta desazón porque coloca al exalcalde -que el dictador Juan Velasco Alvarado colocó en el sillón de Maynas- en medio de esa serie de mediocres y pordioseros que se autotitulan como periodistas cuando lo que hacen es todo lo opuesto a este oficio maravilloso, alucinante, apasionante y totalizador.

Nunca entenderé –por más explicaciones que me den quienes conocen con mayor profundidad al fundador del Movimiento Regionalista Loreto- cómo es que en los últimos años un abogado con el bagaje de J.L. Donayre haya caído en ese nivel. Está bien que se convierta en opositor político de quien él ayudó a ingresar en este terreno. Tiene derecho a combatir a quien cree que es una de las autoridades que más daño le ha hecho a Loreto. Es su opción pronunciar palabras discrepantes hacia una gestión que ya lleva ocho años administrando los recursos de la región. Basta y sobra que haya pulverizado cualquier indicio de pluralidad en los programas que concesiona en el canal que maneja.

Ese abogado elocuente e inteligente que dice ser se va por la estratósfera cuando considera que el culpable de todos los males en esta región es quien fue su candidato en la lista del MRL y también cuando ya formó Fuerza Loretana. Y a partir de ello convierte en monotemática una programación que tendría que mostrar cierto respeto al televidente. ¿O es que J.L. Donayre cree que todos los habitantes de la capital loretana comparten su postura electoral?

Por ese respeto dicho en el párrafo primero de este artículo es que me produce desazón que un político con tanta experiencia y con por lo menos una decena de campañas -donde intervino directa o indirectamente- se haya convertido en lo que criticaba en otros. A continuación de ello no está demás solicitarle que destierre ese formato antitelevisivo donde un ignorante atrevido se sienta frente a una cámara y con el micrófono encendido comienza la andanada de torpezas que el lenguaje detesta y las buenas maneras aborrece. El pasado de J.L. Donayre lleno seguramente de posturas controversiales no se merece esta actualidad. Quienes le respetamos no merecemos esa actitud tanto frente a las cámaras o permitiendo que otros nos maltraten la inteligencia.

1 COMENTARIO

  1. Me parece k CONDORITO, no es un politico, es simplemente un Abogado mediocre, Pero sí podemos catalogar a Ivan Vasquez como un BUEN POLITICO.

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