1. Hidrata tu piel: Mantener la piel hidratada es fundamental para lucir un rostro luminoso. Además de usar lociones y cremas especiales, es muy importante hidratarse también «por dentro», bebiendo mucha agua todos los días. Si no tienes esta costumbre, empieza a hacerlo ya y notarás la diferencia.

  1. Protégela del sol: Usar bloqueador solar todos los días, es esencial para prevenir las manchas y el cuarteamiento de la piel que se produce por la exposición excesiva al sol. Puedes aplicarte una crema hidratante o maquillaje que contenga protector solar. Algunos productos combinan en un «todo en uno» el maquillaje, la hidratación y la protección solar.

  1. Duerme bien: La falta de sueño provoca que la piel luzca envejecida y blanda. Además, hace que aparezcan ojeras y bolsas en los ojos que te dan un aspecto poco saludable. Pero no solo importa la cantidad de horas que duermes, sino el horario en el que lo haces. Algunos estudios señalan que el sueño es más reparador cuando duermes a partir de las once de la noche que cuando lo haces de madrugada. Así que, acuéstate temprano y levántate temprano. ¡Tu piel te lo agradecerá!

  1. Cuida tu piel antes de acostarte: Durante el sueño, nuestro organismo se dedica a reparar los daños que se producen en la piel durante el día. Por eso, el momento antes de acostarte es el mejor para realizar una cuidadosa limpieza de la piel y después aplicar una crema hidratante.

  1. Olvídate de la ansiedad y el estrés: Muchos expertos advierten de los devastadores efectos de la preocupación, la ansiedad y el estrés sobre la piel.

Dedica unos minutos del día a relajarte. Puedes practicar algún deporte, meditar, darte un baño relajante o cualquier otra cosa que te ayude a desconectarte de tus problemas. Verás cómo la serenidad se reflejará en tu rostro.

  1. Sigue una dieta sana: Los alimentos saludables son claves para mantener el aspecto joven de la piel. Come muchas frutas y verduras cada día y combínalos con proteínas de origen animal y con alimentos integrales. Los suplementos de Omega 3 a base de aceite de pescado o de aceite de lino son ideales para añadir grasas saludables en tu dieta y te ayudarán a conseguir una piel más joven y fresca.